martes, 20 de julio de 2010

PEQUEÑAS HISTORIAS. SOLIDARIDAD


SOLIDARIDAD


28. SEMBRAR Y COSECHAR
Cuando usted siembra una acción, cosecha un hábito. Cuando siembra un hábito, cosecha un carácter. Cuando siembra un carácter, cosecha un destino. Somos los creadores de nuestro destino. Somos de actitud amorosa por repetir acciones de amor. Somos de actitud violenta por repetir actos de ira.

Las grandiosas catedrales se levantaron ladrillos por ladrillo. Un carácter se forja con acciones. Creemos más con actos continuos de fe: creo, confío, soy capaz, lo voy a lograr, tengo fe. Fracasamos pensando "no soy capaz, no puedo, no lo voy a lograr, es imposible, no valgo nada".

Hay que pensar en grande para triunfar. Pensar positivamente para actuar positivamente. Es posible cambiar bloques de violencia por ladrillos de paz en la catedral del carácter. Es cuestión de dedicación. Una actitud positiva se adquiere al repetir muchos actos positivos. Necesitas práctica, práctica, práctica.
29. SABER DIALOGAR
Lo que voy a decir representa la cinco mil millonésima parte de la opinión mundial. El diálogo pide humildad. También pide comprensión. Ponerse en el lugar del otro. "Caminar un día con sus mocasines" (Tribu Dakota). El diálogo familiar y social exige sinceridad. El engaño engendra duda, la duda engendra desconfianza, la desconfianza genera violencia.

Con respeto hay entendimiento. El otro no es el eco de mi voz. La variedad es riqueza, la uniformidad empobrece. Para dialogar se necesita tolerancia. Nadie es dueño de la verdad. Hay que enterrar el fanatismo y tantos "ismos" que apadrina. Ese diálogo que reconcilia exige justicia social. Los generosos y los solidarios unen. Los que explotan separan.

El diálogo crece con la apertura de mente y de corazón: al otro aunque piense distinto, a lo nuevo, al cambio. El diálogo familiar alumbra el diálogo social.

30. SERVICIALES Y SOLIDARIOS
En la época del Nazismo los hombres de la "SS" eran los más temidos. Hicieron de la vida una película de terror. Hoy podemos poner un clasificado que diga: Se buscan personas SS. No para torturar como los de La Gestapo, sino con la doble ese de la servicialidad y la solidaridad.

Personas atentas a las necesidades del prójimo. Buenos samaritanos que viven para ayudar y para compartir. Seres con sensibilidad social que es la esencia de la auténtica religión: Amar a Dios amando a los demás. El servicio da sentido a la vida y es el mejor antídoto contra el vacío interior, la depresión y el tedio.

Vivir la vida con sentido de misión es la clave de la felicidad. Los santos fueron serviciales y solidarios. "Amar a Dios es servir al prójimo, pero como rezar es más fácil muchos se contentan sólo con eso". (B. Franklyn).

31. JUSTICIA SOCIAL
"Del hambriento es el pan que tú retienes, del desnudo es el abrigo que guardas en el armario. Del descalzo es el calzado que se está pudriendo en tu poder. Del necesitado es el dinero que acumulas". (San Basilio).
Expresiones duras porque más cruel es la miseria.

"Socorrer a los necesitados es justicia", decía San Agustín. La justicia social es muchísimo más que dar limosna para acallar la voz de la conciencia. "No le regalas al pobre una parte de lo tuyo, sino que le devuelves algo de lo suyo". San Ambrosio.

Decía Mahatma Gandhi: "Está muy bien hablar de Dios cuando se ha desayunado bien y se espera un almuerzo mejor. Pero es imposible calentarse al sol de la presencia divina cuando millones de hambrientos llaman a nuestra puerta". No hablemos de pobres, sino de empobrecidos por el sistema, el derroche, la explotación. "Felices los que tienen hambre y sed de justicia".
32. ESTE ES MI MANDAMIENTO: QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS.
¿QUÉ ES EL AMOR? Fíjate en la rosa: ¿puede acaso decir la rosa: "Voy a ofrecer mi fragancia a las buenas personas y negársela a las malas"? ¿O puedes tú imaginar una lámpara que niegue sus rayos a un individuo perverso que trate de caminar a su luz? Sólo podría hacerlo si dejara de ser una lámpara. Observa cuán necesaria e indiscriminadamente ofrece el árbol su sombra a todos, buenos o malos, jóvenes y viejos, altos y bajos, hombres y animales y cualesquiera seres vivientes... Incluso a quien pretende cortarlo y echarlo abajo. Ésta es, pues, la primera cualidad del amor: carácter indiscriminado. Por eso se nos exhorta a que seamos como Dios, "que hace brillar su sol sobre buenos y malos y llover sobre justos e injustos; sed, pues, buenos como vuestro padre celestial es bueno". Contempla con asombro la bondad absoluta de la rosa, de la lámpara, del árbol..., porque en ellos tienes una imagen de lo que sucede con el amor.

¿Cómo se obtiene esta cualidad del amor? Todo cuanto hagas únicamente servirá ´para que tu amor sea forzado, artificial y, consiguientemente, falso, porque el amor no puede ser violentado ni impuesto. No hay nada que puedas hacer. Pero sí hay algo que puedes dejar de hacer. Observa el maravilloso cambio que se produce en ti cuando dejas de ver a los demás buenos o malos, como justos y pecadores, y empiezas a verlos como inconscientes e ignorantes. Debes renunciar a tu falsa creencia de que las personas pueden pecar conscientemente. Nadie puede pecar a conciencia. En contra de lo que erróneamente pensamos, el pecado no es fruto de la malicia, sino de la ignorancia. "Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen..." Comprender esto significa adquirir esa cualidad no discriminatoria que tanto admiramos en la rosa, en la lámpara, en el árbol...

La segunda cualidad del amor es la gratitud. Al igual que el árbol, la rosa o la lámpara, el amor da sin pedir nada a cambio. ¡Cómo despreciamos al hombre que se casa con una mujer, no por las cualidades que esta pueda tener, sino por el dinero que aporta como dote...! De semejante hombre decimos, con toda razón, que no ama a la mujer, sino el beneficio económica que ésta le procura. Pero ¿acaso tu amor se diferencia algo del de este hombre cuando buscas la compañía de quienes te resultan emocionalmente gratificantes y evitas la de quienes no los son; o cuando te sientes positivamente inclinado hacia quienes te dan lo que deseas y responden a tus expectativas, mientras abrigas sentimientos negativos o mera indiferencia hacia quienes no son así?. De nuevo, sólo necesitas hacer una cosa para adquirir esa cualidad de la gratitud que caracteriza al amor: abrir tus ojos y mirar. El mero hecho de mirar y descubrir tu presunto amor tal como realmente es, como un camuflaje de tu egoísmo y tu codicia, es esencial para llegar a adquirir esta segunda cualidad del amor.

La tercera cualidad del amor es su falta absoluta de auto conciencia, su espontaneidad . El amor disfruta de tal modo amando que no tiene la menor conciencia de sí mismo. Es lo mismo que ocurre con la lámpara que brilla sin pensar que beneficia o no a alguien; o con la rosa, que infunde su fragancia simplemente porque no puede hacer otra cosa, independientemente de que haya o deje de haber alguien que disfrute de ella; o con el árbol que ofrece su sombra... La luz, la fragancia y la sombra no se producen porque haya alguien cerca, ni desaparecen cuando no hay nadie, sino que, al igual que el amor, existen con independencia de las personas. El amor, simplemente, es, sin necesidad de un objeto. Y esas cosas (la luz, la sombra y la fragancia), simplemente, son, independientemente de que alguien se beneficie o no de ellas. Por tanto, no tienen conciencia de poseer mérito alguno o de hacer bien. Su mano izquierda no tiene conocimiento de lo que hace su mano derecha. Señor "¿cuándo te vimos sediento, hambriento y te ayudamos?"

Y la cuarta y última cualidad del amor es su libertad. En el momento en que entran en juego la coacción, el control o el conflicto, en ese mismo momento muere el amor. Fíjate cómo la rosa, el árbol y la lámpara te dejan completamente libre. El árbol no va hacer el menor esfuerzo por arrastrarse hacia su sombra cuando corres el riesgo de sufrir una insolación; y la lámpara no va a ensanchar su haz de luz para que no tropieces en la oscuridad. En cambio, piensa por un momento en toda la coacción y el control por parte de los demás a que tú mismo te sometes cuando, para comprar su amor y su aprobación o, simplemente, por no perderlos, tratas tan desesperadamente de responder a sus expectativas. Cada vez que te sometes a dicho control y dicha coacción, destruyes tu natural capacidad de amar, porque no puedes dejar de hacer con otros lo que permites que otros hagan contigo. Observa y comprende, pues, todo el control y la coacción que hay en tu vida, y verás cómo se reducen y empieza a brotar la libertad. En definitiva, "libertad" no es más que otra palabra para referirse al amor.

33. DIOS NOS QUIERE SALVAR EN COMUNIDAD
Erase una vez una mujer muy mala, muy mala, que se murió sin dejar tras ella ni una buena acción. Los demonios la echaron al lago del fuego. Pero el Angel de la Guarda buscaba sin cesar una buena acción que hubiera hecho para presentarla a Dios. Por fin se acordó de que una vez dio una cebolla a una mendiga.

Dios le dijo: "Coge esa misma cebolla, que se agarre a ella; si tirando sacas a la mujer del lago, que se vaya al paraíso; si la cebolla se rompe, que se quede donde está".

El Angel le alargaba la cebolla y le dice: "Toma, agárrate y no te sueltes". La mujer empezó a tirar con preocupación y ya la había sacado casi, cuando los otros pecadores comenzaron a agarrarse de ella para que les sacara, pero la mujer comenzó a quitárselo de encima diciendo: "La cebolla es mía, no vuestra". Nada más decir esto, la cebolla se rompió y la mujer cayo al lago.
34. UN MUNDO DONDE TODO SE COMPRA Y SE VENDE NO SABE DESCUBRIR EL VALOR DE LA GRATITUD
Había una vez un hombre que tenía varios árboles productores de granadas en la huerta. Y cada otoño colocaba las granadas que cosechaba en bandejas de plata a las puertas de su morada, y sobre las bandejas escribía un cartel que decía: "Tomad una gratis. Sois bienvenidos".

Pero la gente pasaba sin tomar las frutas. El hombre meditó y al otoño siguiente no dejó granadas en las bandejas de plata fuera de su morada, sino que colocó un gran anuncio: "Tenemos las mejores granadas de la tierra, pero las vendemos por más monedas de plata que cualquier otra granada".

Y, creedlo, todos los hombres y mujeres del vecindario llegaron corriendo a comprar.